En todos los oficios y profesiones del mundo es importante buscar la excelencia. Casi podíamos hablar de alto rendimiento, un concepto muy de moda en el deporte y el mundo empresarial actual pero que en la cerveza artesana lleva directamente a una figura casi mítica y que es necesario poner en valor: el maestro cervecero.

En la noche de los tiempos, cuando el hombre comenzó a elaborar cervezas en sus hogares, cada elaborador era un maestro cervecero. Era la época en lo que todo estaba por hacer. Hace unas fechas, en Egipto fue encontrada una tumba que los arqueólogos identificaron como de un maestro cervecero de hace 12.000 años, casi se puede decir que el descubrimiento egipcio corresponda con el antepasado de todos los maestros cerveceros actuales.

El filósofo griego Platón aseguró que “el hombre que inventó la cerveza era un hombre sabio”. Sin duda alguna, el autor de los ‘Diálogos’ tenía razón: para hacer ‘buena’ cerveza, hace falta ser un hombre sabio. O al menos, dominar a la perfección la técnica de un oficio milenario que ha ido evolucionando según avanzaba la historia, los lugares donde se elaboraba y el clima de cada región.

Ha habido maestros cerveceros monjes, abades, comerciantes, tenderos, bodegueros y también maestros cerveceros a tiempo completo. Hombres que hicieron de su profesión una forma de vida que permitió que la cerveza se convirtiera, junto al vino, en la bebida más popular del mundo.

El momento que vive la cerveza artesana en la actualidad necesita más que nunca de poner en valor la figura del maestro cervecero; un profesional que conoce el producto a la perfección, los ingredientes que debe utilizar para elaborarlo; tiene estudiada la fábrica en la que ejerce su labor y tiene capacidad de innovar, de arriesgarse en confeccionar nuevas recetas y, al mismo tiempo, mantener la tradición y una forma de elaborar fiel a la tradición, las leyes de pureza o los estilos consolidados. Todo eso y más es el maestro cervecero, garante de las esencias en la fábrica y motor del crecimiento del proyecto cervecero en el que está encuadrado tomando como base el producto. Esa es la clave de todo: el producto por encima de todo.

En Cerveza LA SAGRA, esa labor indispensable la realiza Luis Manuel Rodríguez. Él es el depositario de esa tradición ancestral de maestros cerveceros, hombres y mujeres que ponen el amor por el producto por encima de cualquier otro planteamiento. Sin ellos, la cerveza artesana no sería tal. Honor a una figura legendaria.

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